OBSESIÓN
Necesito volver a verla. El aire, a través de la ventana abierta, le trae aromas que le recuerdan a ella. Necesito contemplar, una vez más, su rostro. Hace click sobre el ratón, y busca, busca de nuevo, sin perder la esperanza. Pero ella no aparece. ¿Dónde estás que no te encuentro? Su murmullo se pierde en el vacío. Sigue haciendo click, y las imágenes cambian sin cesar, pero esos ojos que le miran desde la pantalla no son sus ojos, y esos labios no son los que besó, ni esos cabellos tienen el brillo negroazulado que le enamoró. ¡Quiero verte, verte otra vez! No tiene suerte, y sus clicks se alargan durante toda la tarde, hasta que se hace de noche. No cesa, empero, en su búsqueda, y la noche da paso a la alborada, sin que el rostro anhelado aparezca. Cansado, deja el ratón a un lado y se echa atrás en la silla. Un breve descanso y volveré para encontrarte, dice, exhausto, a la pantalla oscura que tiene delante. Fuera, los técnicos de la compañía de suministro eléctrico han reparado la avería que ha tenido a la ciudad sin electricidad todo un día.
Necesito volver a verla. El aire, a través de la ventana abierta, le trae aromas que le recuerdan a ella. Necesito contemplar, una vez más, su rostro. Hace click sobre el ratón, y busca, busca de nuevo, sin perder la esperanza. Pero ella no aparece. ¿Dónde estás que no te encuentro? Su murmullo se pierde en el vacío. Sigue haciendo click, y las imágenes cambian sin cesar, pero esos ojos que le miran desde la pantalla no son sus ojos, y esos labios no son los que besó, ni esos cabellos tienen el brillo negroazulado que le enamoró. ¡Quiero verte, verte otra vez! No tiene suerte, y sus clicks se alargan durante toda la tarde, hasta que se hace de noche. No cesa, empero, en su búsqueda, y la noche da paso a la alborada, sin que el rostro anhelado aparezca. Cansado, deja el ratón a un lado y se echa atrás en la silla. Un breve descanso y volveré para encontrarte, dice, exhausto, a la pantalla oscura que tiene delante. Fuera, los técnicos de la compañía de suministro eléctrico han reparado la avería que ha tenido a la ciudad sin electricidad todo un día.
Todos los derechos©Francisco J. Segovia
4 comentarios:
Hola, Francisco...
Con mucho tino nos llevas hasta un final inesperado, en un relato con mucha actualidad.
Dejas entrever nuestra total dependencia de las tecnologías actuales.
Cordial saludo.
Paco, has bordado la dependencia total que algunos tienen de Internet.
Me ha encantado, es un relato preecioso y actual.
Un beso grandote.
Saludos, Rafael:
La tecnología, y la obsesión... unidas de forma peligrosa a veces.
Saludos, Luisa:
De eso se trataba, de eso.
Besos
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