CIUDAD CARCOMIDA
La ciudad vive, desnuda de propósitos,
arropando sin calentar a los cuerpos deshabitados.
La ciudad, ser vivo que crece y se desmerece,
tiene la memoria cargada de olvidos
y el corazón vacío de sentimientos.
Como una vieja dama,
viste ropajes deslumbrantes,
pero en el armario más escondido
guarda vestidos remendados.
Bajo el puente de la ciudad,
en los ojos ocultos a la vista,
la memoria permanece.
Se acurruca frente a una fogata,
alimento de maderas desechadas,
y frota sus manos encallecidas,
mientras las miradas se desvían,
inmisericordes y egoístas,
hacia el otro lado del río.
La ciudad vive, muda y ciega,
recorrida de sombras y silencios.
Francisco J. Segovia©Todos los derechos
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