DIOS
Dios se
oculta tras un manto gris y moviente,
combando la cama
celestial.
Se deshace la
lluvia sobre las palmas de las manos
suplicantes.
La sirena de
la muerte aúlla en la mitad oscura
del día.
Sopla el
viento;
un bosque muerto
sostiene la techumbre
sin paredes.
Siete gatos
tristes buscan la quinta pata
o el pico abierto que
quita hambre.
La tela
metálica oscila,
y la saliva de Dios,
la sempiterna saliva de
Dios,
la maldita sempiterna
saliva de Dios,
cae, cae, cae.
El viento grita,
y Dios sigue oculto tras el manto gris.
Siete
pares de ojos que se miran
en silencio,
y las manos siguen
vacías,
bañadas por la saliva de
Dios,
cayendo, cayendo,
cayendo...
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