EL COLGANTE
No suelo comprar ni vender objetos vulgares, aunque en mi tienda y el escaparate hay muchos de ellos, solo para guardar las apariencias.
Es abajo, en el escondido y privado sótano, donde tengo mis mejores reliquias. Soy un hombre de gustos sofisticados y no me es tan fácil encontrar lo que busco y colecciono.
Así que, cuando encuentro unos ojos grises como los tuyos, viva imagen del cielo de la infancia, no puedo hacer otra cosa que arrancártelos y guardarlos en una botellita en la alacena para mi disfrute.
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