LOS NUEVOS DIOSES
Basado en El Alimento de los Dioses, de H.G. Wells
Wells formuló
la teoría. Charles Mortenson la llevó a la práctica experimentando con
animales. El laboratorio Foster&Brothers patentó el invento y lo produjo
para humanos.
Todo
correctísimo según las leyes de mercado. La fórmula Estrella era carísima, y
solo se la podían permitir los grandes capitalistas y los estados poderosos
para fines militaristas secretísimos.
Esos nuevos
seres, agigantados de forma antinatural gracias a la pócima de los
laboratorios, requerían ingentes cantidades de alimentos. La población, al
contrario, cada vez tenía más hambre, porque los recursos escaseaban. Ahí actuó
el ejército, con sus divisiones especiales de superhombres gigantes. La
represión hacia los famélicos habitantes del planeta se hizo general, y un
estado dictatorial, dirigido por los gigantes Estrella, controló el poder y los
recursos energéticos y alimentarios.
A pesar de todo,
no había suficiente para todos. Por eso, apenas cien años después de que los
primeros hombres consumieran la Estrella, sus descendientes, ávidos de poder y
comida, utilizaron al resto de la humanidad como alimento.
Al fin y al
cabo, se consideraban dioses, y aquellas miserables criaturas, lloriqueantes y
desvalidas, no eran sino ganado para sus nunca ahítos estómagos.
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