TU PELO NEGRO
Esta tarde, de repente,
como el trueno de una tormenta
de verano,
he visto el reflejo de una cana
sobre tu pelo negro.
La voz quieta de la edad que pasa
me ha gritado,
con garganta muda, con soez saña,
arañando mi deshabitada alma.
Ese pelo blanco, adalid del tiempo,
nace y se entremete entre tus cabellos,
y crece, y se desentiende de la juventud
que pasa,
que ha pasado, que ya no existe.
Luego, al girarte y sonreírme,
se ha ido la negra sombra,
el miedo, la desolación aprehendida
en un instante débil de la razón.
No importa, no importa,
el corazón sigue latiendo en negro oscuro,
en negro azabache, en el negro
de tu cabello.
Todos los derechos©Francisco J. Segovia
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5 comentarios:
Ah el tiempo, que traicionero es
Un abrazo
Cuando se encanece en pareja es hermoso. Te mira, lo miras, no se dice nada, pero se piensa, ya nos estamos haciendo viejos y te entra un amor tan profundo y recíproco que no tiene nada que ver con el amor de juventud. No se miran las arrugas ni el pelo blanco, no ves nada más que al ser que amaste y que ahora lo amas dos veces, como nuevo y como viejo. Saludos
Pues faltsaria más que el corazón dejara de latir por una cana. Un abrazo. milagros
Por una cana!!! Le tienen que salir muchas más para hacer juego contigo jejejeje.
Un poema en el que la sorpresa de la cana, como símbolo del paso del tiempo, es el pretexto para reconocer una realidad que el poeta asume y en la que se reconoce e integra en lo fundamental, en lo que impera sobre las formas que delatan ese decurso inevitable. La sensibilidad de estos versos me ha calado, Paco.
Un fuerte abrazo, amigo.
Julián Borao
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