(Óleo de Juan Antonio Galindo)
La larga fila espera. Niños envejecidos aguardan, con los cuencos vacíos y el pan duro. Llueve. La fila apenas se agita, y los cuencos permanecen expectantes de caldo caliente donde mojar el pan duro. Llueve sobre sus rostros infantiles y llenos de tempranas arrugas. El cuenco vibra en sus manos, y el pan duro se desmiga impaciente en sus bocas sedientas. Llueve sobre la tierra seca, y cae sobre las cabecitas apenas levantadas, con monotonía eterna. La larga fila no se termina nunca, porque siempre hay alguien que está al final, a la espera de llenar el cuenco del caldo caliente donde hundir el pan de siglos, bajo la paciente lluvia que moja tierras estériles y corazones secos.
Francisco J. Segovia©Todos los derechos
2 comentarios:
Filas a las que todavía no estamos en ella miramos con cierta lejanía, perversa lejanía, odiosa lejanía.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Saludos, Indio:
Nos parecen más importantes las declaraciones de un futbolista, o las rebajas de los grandes almacenes, que el hambre y la explotación que se producen allende nuestras fronteras. Una pena, pero es así.
Un abrazo
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