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sábado, 8 de noviembre de 2014

Reseña: Ya no somos niñas, de Vicente Marco, Editorial Autores Premiados, 2012



YA NO SOMOS NIÑAS, UN GOLPE LITERARIO A LO ESTABLECIDO


            Seré franco: la novela de Vicente Marco da un golpe sobre la mesa literaria. Contundente, ácido, feroz contra lo políticamente correcto.

            Ya no somos niñas no es una historia común. El estilo literario nos golpea como una bala de oro entre los ojos, como una masturbación sobre un alambre entre dos rascacielos, o en un confesionario. No hay lugar para los mojigatos, ni para los románticos empedernidos, ni para los machos de medio pelo, o de pelo entero.

            Yo quiero ser la Leidy, o el violento Brayan, o Kaamla, o tal vez el niño de Alburquerque que, a pesar de su deformidad, parece el más cuerdo de todos los personajes. Ya no somos niñas se desarrolla en un mundo futurista, a medio camino entre Blade Runner y Un mundo feliz, pero sin rozar ninguno de los dos estadios. Por momentos recuerda a algunas novelas de Boris Vian por su lenguaje brutal, despiadado, directo, rudo… pero auténtico. Porque ninguno de los personajes es un pastiche, ni un mero maniquí en manos de nadie. Tienen vida propia. Viven, sobre todo. Porque no aman, incapacitados en un mundo que ha acabado por convertir todo en virtual.

  Vicente Marco hace un ejercicio puro de literatura libre. Para cualquier otro autor la trama, el desarrollo de la misma, y la forma de narrarla hubieran supuesto una carga excesiva. Demasiado para este mundo en el que vivimos, lleno de clichés que hay que cumplir bajo el riesgo de ser apartado de la sociedad, como si se fuese un apestado. El autor trabaja con fluidez una historia complicada, y lo hace de tal forma que engancha al lector casi desde la primera página.
           
            Como bien dice una nota de portada, alguien, en algún lugar, podría querer censurar Ya no somos niñas. Censurarla por ser demasiado directa, por dar a sus protagonistas, las mujeres, total libertad para cambiar el mundo o, al menos, intentarlo, y porque el autor se libera de las cargas de la falsa intelectualidad y de la moralina que nos han inculcado desde la cuna. Y eso es peligroso, porque alguien que piensa, y que escribe como lo hace Vicente Marco, se convierte en un problema para las mentes estrechas, inmersas en sus viejos y reconocibles principios que, a fuerza de imponerse por norma, se vuelven obsoletos. Claro que lo mismo no la censuran, porque esos mismos que prohíben, que se asustan cuando se les habla claro y directo, son los mismos que imaginan sobre sus sexos las manos dulces de la Leidy, llevándolos al placer infinito y definitivo.

            Ya no somos niños es una obra recomendable para leer despacio, sin prejuicios, con el alma abierta y la mente despejada de toda idea preconcebida. Nada hay de falso o imposible en la novela, porque este mundo en el que vivimos puede abocarse a ese futuro apocalíptico donde la felicidad se consigue mediante cirugía estética o viajes virtuales. No sabemos si existirán esos personajes, aunque sería recomendable que, de darse las circunstancias que plantea Vicente Marco, haya un Ya somos que intente cambiar las cosas.

            La obra forma parte de la colección Galardón de narrativa, de la Editorial Autores Premiados, y fue finalista del V Premio Logroño de Novela.

Francisco José Segovia Ramos
Noviembre de 2014

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola Paco...mil gracias por los libros, no los he empezado a leer porque los tengo reservados para mi viaje a Dusseldorf, me amenizarán el vuelo y las noches de hotel allí...ya te cuento a mi vuelta que me han parecido.
Un abrazo fuerte

Francisco J. Segovia dijo...

Muchas gracias, Vicente, pero soy yo quien te debe un agradecimiento por haberme dado la oportunidad de leer esta obra, que me ha dejado "impactado", en el mejor sentido de la palabra.

Un abrazo