YA NO SOMOS
NIÑAS, UN GOLPE LITERARIO A LO ESTABLECIDO
Seré franco: la novela de Vicente
Marco da un golpe sobre la mesa literaria. Contundente, ácido, feroz contra lo
políticamente correcto.
Ya
no somos niñas no es una historia común. El estilo literario nos golpea
como una bala de oro entre los ojos, como una masturbación sobre un alambre
entre dos rascacielos, o en un confesionario. No hay lugar para los mojigatos,
ni para los románticos empedernidos, ni para los machos de medio pelo, o de
pelo entero.
Yo quiero ser la Leidy, o el
violento Brayan, o Kaamla, o tal vez el niño de Alburquerque que, a pesar de su
deformidad, parece el más cuerdo de todos los personajes. Ya no somos niñas se desarrolla en un mundo futurista, a medio
camino entre Blade Runner y Un mundo feliz, pero sin rozar ninguno de los dos
estadios. Por momentos recuerda a algunas novelas de Boris Vian por su lenguaje
brutal, despiadado, directo, rudo… pero auténtico. Porque ninguno de los
personajes es un pastiche, ni un mero maniquí en manos de nadie. Tienen vida
propia. Viven, sobre todo. Porque no aman, incapacitados en un mundo que ha
acabado por convertir todo en virtual.
Vicente Marco hace un ejercicio puro
de literatura libre. Para cualquier otro autor la trama, el desarrollo de la
misma, y la forma de narrarla hubieran supuesto una carga excesiva. Demasiado
para este mundo en el que vivimos, lleno de clichés que hay que cumplir bajo el
riesgo de ser apartado de la sociedad, como si se fuese un apestado. El autor
trabaja con fluidez una historia complicada, y lo hace de tal forma que
engancha al lector casi desde la primera página.
Como bien dice una nota de portada,
alguien, en algún lugar, podría querer censurar Ya no somos niñas. Censurarla por ser demasiado directa, por dar a
sus protagonistas, las mujeres, total libertad para cambiar el mundo o, al
menos, intentarlo, y porque el autor se libera de las cargas de la falsa
intelectualidad y de la moralina que nos han inculcado desde la cuna. Y eso es
peligroso, porque alguien que piensa, y que escribe como lo hace Vicente Marco,
se convierte en un problema para las mentes estrechas, inmersas en sus viejos y
reconocibles principios que, a fuerza de imponerse por norma, se vuelven
obsoletos. Claro que lo mismo no la censuran, porque esos mismos que prohíben,
que se asustan cuando se les habla claro y directo, son los mismos que imaginan
sobre sus sexos las manos dulces de la Leidy, llevándolos al placer infinito y
definitivo.
Ya no somos niños es una obra
recomendable para leer despacio, sin prejuicios, con el alma abierta y la mente
despejada de toda idea preconcebida. Nada hay de falso o imposible en la
novela, porque este mundo en el que vivimos puede abocarse a ese futuro apocalíptico
donde la felicidad se consigue mediante cirugía estética o viajes virtuales. No
sabemos si existirán esos personajes, aunque sería recomendable que, de darse
las circunstancias que plantea Vicente Marco, haya un Ya somos que intente
cambiar las cosas.
La obra forma parte de la colección
Galardón de narrativa, de la Editorial Autores Premiados, y fue finalista del V
Premio Logroño de Novela.
Francisco
José Segovia Ramos
Noviembre
de 2014
2 comentarios:
Hola Paco...mil gracias por los libros, no los he empezado a leer porque los tengo reservados para mi viaje a Dusseldorf, me amenizarán el vuelo y las noches de hotel allí...ya te cuento a mi vuelta que me han parecido.
Un abrazo fuerte
Muchas gracias, Vicente, pero soy yo quien te debe un agradecimiento por haberme dado la oportunidad de leer esta obra, que me ha dejado "impactado", en el mejor sentido de la palabra.
Un abrazo
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