Las moscas revolotean en círculos en
el patio interior de la casa. Es verano y se resguardan en esa zona fresca,
guarecida del sol y repleta de húmedas y verdosas plantas. Las moscas giran y
giran, descienden hasta el piso rojizo o se posan sobre las hojas grandes de la
parra esplendorosa.
Las moscas, negros puntitos que flotan
ante los ojos, nunca entrechocan, y se esquivan como ágiles acróbatas del aire,
salvo que las necesidades de la procreación demanden que se unan en procelosa
tarea, sin pudor de miradas ajenas, y terminen con rapidez inaudita lo que la
Naturaleza demanda.
Las moscas…
¡Niño! Estate atento, deja de
perder el tiempo mirando moscas y presta atención a la clase de religión.
Dios está por encima de nosotros…
Francisco J. Segovia©Todos los derechos
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