BAJO LOS CARTONES
El banco es
duro,
el suelo,
frío.
La noche
traspasa la piel con miríadas
de
puñales.
Los autos
desfilan a través de la niebla helada,
y la lluvia
repiquetea contra los cristales empañados,
las cornisas
apenas resguardan del agua
con regueros
que se estrellan contra el asfalto.
Los sucios
cartones se agitan
con
respiración de pulmones
exhaustos,
las manos,
embutidas en andrajos malolientes,
arrostran
miserias sin nombre.
El banco es
duro.
La noche,
gélida como mirada esquiva.
Bajo los
cartones el alma exhala un último
Suspiro.
Queda el
cadáver.
Queda el banco
duro y frío.
En la noche
que no verá un nuevo amanecer.
Francisco J. Segovia©Todos los derechos
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