EL LADO OSCURO DE LA LUNA
—Desde la base central nos ordenan que volvamos a casa.
—¿Y dejar el proyecto “Génesis” para siempre? Saben que,
una vez abandonemos el satélite, éste quedará a merced de los elementos.
—Cierto, además de que los problemas de nuestro planeta
van a impedir que regresemos pronto. Está también el peligro de guerra que se
nos avecina.
—Son demasiados elementos los que están en contra del
proyecto.
—Demasiados y muy difíciles de contrarrestar. No nos
queda otra opción que ordenar el embarque del personal y el cierre de todas las
instalaciones.
Se miraron fríamente. Después de mucho tiempo, esfuerzo y
costes económicos, el proyecto “Génesis” iba a quedar relegado al olvido.
Sospechaban que nunca se retomaría el mismo y que quedaría olvidado, como
tantos otros a lo largo del cosmos.
Poco después las grandes naves de carga partieron del
satélite artificial y se perdieron en el firmamento, con destino al planeta
madre.
Detrás dejaron el satélite artificial, bautizado por su
civilización como “Génesis”, que orbitaba el pequeño y joven planeta azul, y
que millones de años después otro grupo de seres, muy diferentes y bastante
menos avanzados, que habitaban el planeta objeto de sus estudios, llamarían
“Luna”.
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