LA INFANCIA EN CLAVE DE PROSA CASI POÉTICA, O SIN EL CASI.
De Fernando
Barrejón ya había tenido el placer de leer su novela El Cielo Roto (de la que
hice reseña), y también he podido intercambiar opiniones sobre su novela
inédita El Crisalidario. En ambas ocasiones disfruté con la lectura y descubrí
a un escritor que sabe manejar la lengua como pocos.
Fernando
Barrejón es un enamorado de las letras, de la poesía, de la prosa aguzada como
una espada flamígera que lo inunda todo. Sus recursos lingüísticos son
asombrosos, y su vocabulario, casi infinito. Estamos ante un maestro de la literatura,
del que espero pronto se le reconozcan sus méritos.
En
su Biopoética de la infancia, que es un librito de pocas páginas, Fernando
Barrejón despliega sin cortapisas su vertiente poética, con referencias
literarias de Machado, Lorca, y otros grandes poetas hispanos. Un libro que se
lee párrafo a párrafo, línea a línea, casi palabra a palabra. Todo él destila
una poesía rural que, a este que escribe, le ha arrastrado a su propia
infancia. Porque todos aquellos que hayan vivido en un pequeño pueblo de la
España de hace unos años, se identificarán con muchas de las historias que
Fernando Barrejón cuenta en su libro.
Biopoética
de la infancia es un viaje a la infancia, dentro de la infancia, lejos del
tiempo y de los hombres, de la madurez obsesiva y la vejez nostálgica. Es un
regreso a los orígenes que nos hacen y nos convierten en lo que somos más
adelante. Fernando Barrejón es un enamorado de la infancia, de la suya y de la
de todos los que la amaron y gozaron como niños ufanos de su propia e imposible
eternidad.
Las
eras están ahí, y las mieses por recoger, y el maíz y el trigo balaceándose al
son de los aires castellanos. Y las aguas escasas y dulces como besos de madres
muertas. Y las casas abandonadas, y los perros, los gatos, y las aves rapaces
que vuelan sobre los infantes con alas de imaginación desbordada. Todo ello, y
más, se recoge en pocas páginas. Pocas pero intensas, embriagadoras, hipnóticas.
Fernando Barrejón abre su corazón en Biopoética de la infancia: nos lo muestra
sin tapujos, con sus carencias y sus virtudes, sus anhelos y sus derrotas.
Sin
lugar a dudas, un libro –no sé si llamarlo pequeña biografía de infancia, que
no novela- para no dejar en el olvido y tenerlo a mano siempre que el corazón
se llene de nostalgia y pensemos que la vida es toda un desperdicio. Biopoética
de la infancia, y Fernando Barrejón, nos dicen, nos gritan, todo lo contrario.
Francisco José Segovia Ramos
Diciembre de 2015
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