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jueves, 14 de septiembre de 2017

Relato/History: Bajo la Esfinge/Under the Sphinx



BAJO LA ESFINGE

            El equipo de arqueólogos trabajó largo y duro durante varios meses, hasta dejar al descubierto una puerta de bronce situada bajo la esfinge de Guiza.
            Habían tenido conocimiento de su existencia gracias a los estudios del egiptólogo Marcos Soria, que señalaba, además, que dicha puerta daba paso a lo que los antiguos llamaban el inframundo.
            Descerraron las cadenas que protegían la puerta, y penetraron a continuación en sus entrañas. Atravesaron un largo pasillo, que discurría justo bajo la esfinge, y después descendieron unos retorcidos escalones. Las cámaras de vídeo iban grabando todo lo que los focos electrógenos iluminaban.
            Descendieron, más y más, hasta que el aire comenzó a enrarecerse y los pasillos se convirtieron en amplios corredores de paredes esculpidas con horrorosas figuras. Sin embargo, lejos de arredrarse, el equipo siguió avanzando.
            Cuando descubrieron una gran nave circular, repleta de estatuas de imposibles formas,  supieron que habían llegado al inframundo que buscaban.
            No era una leyenda, ni meras fantasías de mentes alucinadas. Y la puerta de bronce, finalmente, no era una entrada, sino una salida… que los antiguos habían sellado con cadenas mágicas para evitar que un dios primigenio, de nombre impronunciable, volviese a reinar sobre la Tierra.
            Pero eso solo lo adivinaron mientras abría sus vientres y extraía sus entrañas un monstruo, mitad hombre, mitad reptil, que esgrimía su curvilíneo cuchillo al tiempo que oraba en un idioma desconocido, casi inhumano, a ese dios vengativo que comenzaba a vislumbrarse entre las ominosas sombras del santuario.


                                         UNDER THE SPHINX

The archaeologists worked long and hard for several months until to expose a bronze door beneath the Sphinx of Giza.
            They had been aware of its existence through studies of Egyptologist Mark Soria, who also noted that the ancients called that door the entrance of the underworld.
            They unlooked the chains which was over the door, and then they went in its womb. They went through a long hallway which was just under the Sphinx, and then they went down a twisted steps. Video cameras were recording everything that generating spotlights illuminated.
            They descended, more and more, until the air became rare and hallways became wide hallways of walls carved with horrific figures. However, far to get frightened, the group moved on.
            When they discovered a large circular craft, full of statues of impossible shapes, they knew they had come to the underworld seeking.
            It wasn´t a legend, or mere fantasies of hallucinated minds. And the bronze door finally wasn´t an entrance, but an exit... but the ancients had sealed with magical chains to avoid a primordial god, with unpronounceable name, return to reign on Earth.
            But they only knowed it while a monster, half man, half-reptile, wielding his curved knife, was opening their bellies and drew her womb, while he prayed in an unknowed language, almost inhuman, for this vengeful god who began to loom between the ominous shadows of the sanctuary.

Francisco J. Segovia©Todos los derechos

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