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domingo, 17 de septiembre de 2017

Reseña: Calabazas en el Trastero, Dark Space Opera, VV.AA., Saco de Huesos Ediciones, 2016



LA SPACE OPERA HISPANA

            La Space Opera tiene sus antecedentes más importantes en la literatura anglosajona del primer tercio del siglo XX. Sus influencias en la literatura de ciencia ficción posterior han sido importantísimas. El número de Calabazas en el Trastero, de Saco de Huesos Ediciones, reúne a autores y autoras hispanos que escriben historias centradas en este género.

            Erica Gómez Gris escribe un conciso prólogo donde nos habla de la Space Opera y sus diferentes vertientes. En Amanecer Galáctico, Víctor Villanueva Garrido trata el reconocido tema de la odisea de la especie humana en busca de otros mundos, con claras reminiscencias de películas como Galáctica. En La ofrenda, José Luis Alonso nos narra un viaje comercial a un enclave apartado de las rutas comerciales, donde la tripulación de la nave se encontrará con un peligro imprevisto.

            Salomé Guadalupe Ingelmo, recrea en La octava pasajera, una magnífica y bien construida historia que nos trae reminiscencias de obras de Heinlein, o de películas como Vampiros del Espacio. Zona de silencio, de Ramón Antonio Suárez Moreno es la historia de un encuentro entre especies diferentes, en la que el ser humano es la víctima propiciatoria ante una amenaza inusitada. En Alcatraz 2057, Miguel Chamizo juega al despiste con el lector en una historia amena y palpitante, con un final cuanto menos sorprendente y ominoso.

            Ana Nieto Morillo, en Un siglo de polvo, trata la religión y un exorcismo muy particular en un futuro muy lejano, con historias que se entretejen a través de los siglos. En Letal dinámica de comportamiento, su autor, Javier Fernández Bilbao, nos traslada a un planeta con unas faunas y floras bastante agresivas, y a una base humana en la que se generará un desastre del que solo se puede sobrevivir con un brutal instinto de supervivencia. Legado, de Juan Miguel G. S. Sánchez, es otra historia de encuentros entre civilizaciones diferentes, en donde las máquinas tienen mucho que decir, con claros referentes en la saga cinematográfica Terminator, o la menos conocida Saturno-3.

            El último vuelo de la Ícaro, de Juan Ángel Laguna Edroso, se aleja del tópico del género y nos sumerge en la realidad del día a día, con un niño soñador y un padre demolido por la derrota que lucharán juntos contra la realidad. En El trabajo de Elsa Ward, Jesús Ayuso Fernández nos presenta a una tripulación que será objeto de un brutal ataque en el que irán muriendo, para encontrarnos con un sorprendente responsable.

            Otro contacto entre civilizaciones se nos presenta en Nunca regresaré a Tebas, de María Tordera, donde la empatía entre especies muy diferentes cambiará a los protagonistas de esta bella historia. Planeta Arquetipo, de Pablo Loperena, nos narra otro viaje espacial en el que la tripulación investiga especies de otro planeta, sin ser conscientes de las consecuencias de tal contacto, salvo uno de ellos, con características muy diferentes al resto. Relato corto pero contundente, Una idea ridícula de José Manuel Fernández Aguilera, nos lleva a una nave perdida en el espacio tras un combate  final.

            Historias fascinantes, sin duda, que nos sumergen en la esencia de la Ópera Espacial, o Space Opera, con ese sabor dulce de la mejor literatura de las primeras décadas del siglo pasado.

Calabazas en el trastero, Dark Spacial Opera, ha sido publicada por la Editorial Saco de Huesos en el año 2016

Más información en:

Francisco José Segovia Ramos
Septiembre de 2017

2 comentarios:

Bio Jesús dijo...

Gracias por la reseña.Tus amables palabras me dan moral.

Con "El trabajo de Elsa Ward" traté de colocar a unos hombres y mujeres ante una situación límite y describir sus emociones y pensamientos. La sorpresa final es descubrir el trabajo de Elsa.

Francisco J. Segovia dijo...

Saludos:

Sin lugar a dudas, el descubrimiento es la culminación perfecta a un relato trepidante. Enhorabuena.

Espero seguir leyéndote