LA GUERRA ETERNA
La
batalla ha acabado. Varias naves enemigas flotan a la deriva, fuera de combate.
Nosotros solo hemos perdido dos cazas y una docena de valientes soldados,
víctimas en una guerra que no iniciamos, ya que hace eones que dejamos la
violencia y nos dedicamos por entero al desarrollo cultural y el progreso
social. Esta guerra nos supone un acto desagradable, que detestamos pero no
rehuimos; porque permitir que los invasores avancen sin luchar es condenar a
nuestra civilización, y a la galaxia en general, a la destrucción y el caos.
El conflicto
empezó cuando los alienígenas atravesaron las fronteras acordadas tiempo atrás,
y arrasaron los planetas del cinturón de Akaron. No hicieron prisioneros, ni
los hacen nunca. Tanto desprecio tienen a la vida en general que han asolado su
propio planeta. Es una especie que se extiende como un virus, y que allí donde
llega convierte todo en un inmenso erial. Aun así, no somos como ellos, ni
queremos contagiarnos por sus odios irracionales.
Tengo ante mí
varios prisioneros del último combate. Uno de ellos, al verme, se ha apoyado
sobre sus dos extremidades inferiores y, en una actitud que parece de súplica o
miedo, parece pedirme clemencia. ¡Ignora que la tiene concedida porque jamás
hacemos daño si podemos evitarlo! Me giro porque, a pesar de todo, su aspecto
me desagrada. Nunca terminaré de acostumbrarme a esos cuerpos casi
rectangulares que solo tienen cuatro apéndices y otro circular en su parte
superior, en la que están insertos sus órganos sensoriales. ¿Cómo han podido
llegar a creerse los máximos exponentes del desarrollo físico e intelectual con
tales deficiencias? Doy orden de que los embarquen en una chalupa interespacial
y los envíen con los suyos. No hay mayor castigo para estos depredadores sin
sentimientos que devolverlos a su arruinado planeta de origen: a ese que
llaman, entre susurros cargados de remordimiento y orgullo mal entendido,
“Tierra”.
THE ENDLESS WAR
The battle is over. Several enemy ships floating
adrift, they were knockout. We
have only lost two fighter planes
and a dozen brave soldiers, victims in a war which we doesn´t start since we left the
violence some aeons ago and we are focused entirely to
the cultural development and
social progress. This war is
an ugly act for us,
we hate it but we don´t shun from it; because to allow the progress of invaders without fight means to condemn our civilization, and general the galaxy, at destruction and chaos.
The conflict began when the aliens cross the agreed borders long time ago, and
they demolished the planets of the ring of Akaron. They made no prisoners,
they didn´t ever. They have as contempt against
the life as they had ravaged their own planet. It`s a specie spreading like a virus, and when they arrives wherever to come down a
vast wasteland all. Still,
we aren´t like them, neither we doesn´t
want to catch theirs irrational
hatred.
I have in front of me several prisoners from my last fight. One of them, when he see
me, he has relied on its two lower limbs and his attitude seems to appeal or fear, he seems
to ask me for clemency. He ignore
that I grant it because we don´t hurt
any if we can avoid it! I turn
because, after all, his
appearance disgusts me. I get never
used to look the rectangular bodies nearly which have only four appendices and
other circular appendix at the top, where which are embedded sensory organs. How could they come to believe
of themselves the best examples of physical and intellectual development with
such deficiencies? I order to board them on
a spacecraft and send them along with
them. There isn´t greater punishment
for those predators without
regrets that to return back them to
ruined home planet: to called planet, between whispers
laden with guilt and
pride misunderstood, "Earth".
Francisco J. Segovia©Todos los derechos
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