A LA VENTA MI ÚLTIMO POEMARIO, ESOS DÍAS AZULES

sábado, 6 de julio de 2019

Relato: Orgasmo infinito


ORGASMO INFINITO

            Lo vio morir ante ella. El hombre se retorció por el suelo entre espasmos de dolor. Después de unos segundos infinitos sus movimientos cesaron. La mujer iba a acercarse pero algo en el cuerpo del hombre desnudo e inerte la hizo detenerse. El cadáver se contrajo, los músculos de todo el cuerpo perdieron su consistencia, como si se hubiesen convertido en pura gelatina y, de golpe, el pene flácido del muerto comenzó a arrojar esperma.

            Lejos de cesar a los seis o siete segundos, y para asombro de la mujer, el apéndice sexual siguió esparciendo secreción de las glándulas genitales del varón caído, y cubrió su abdomen primero, y después su pecho. Luego, y en una suerte de continuidad nunca vista, el líquido blancuzco se esparció, arrastrándose de forma casi consciente, por las piernas y la cabeza del cadáver. Ante una mezcla de estupefacción, horror y asco crecientes, la mujer fue testigo de la “momificación” del fallecido con su propio semen.

            Unos minutos después, seca la superficie gelatinosa con el contacto del aire, ésta empezó a resquebrajarse. La mujer reprimió un grito. Un brazo desnudo sacudió el aire, ya libre de su mortaja. Poco después todo el cuerpo del hombre estaba fuera, desnudo y libre. Giró la cabeza entonces y miró la figura femenina que lo contemplaba absorta. Sonrió y le tendió una mano abierta. Ella vio en su mirada la diferencia de la metamorfosis, y en su bajo vientre una falla que no le pareció tan importante. Se acercó a Él y le tomó la mano: la sintió caliente, viva, sincera y distinta. Con una diferencia sutil, desconocida, pero tranquilizadora.

            Se alejaron de allí caminando despacio, y dejaron atrás la carcasa vacía de un orgasmo infinito, y un pequeño y despreciable objeto alargado que aún escupía -vómito de agonía final- un poco de semen aguado.

Francisco J. Segovia ©Todos los derechos

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