Estas nieves que encanecen
el paisaje. Estas lluvias que lloran un invierno de agonía. Esa brisa que
recorre cada esquina de cada calle de la ciudad deshabitada. Un árbol
enquistado entre el cemento y el asfalto. Un mendigo roto dentro de una jaula
de cristal. Treinta coches exhalando humos de tabacos imposibles. La hoja de un
periódico vuela con sus tragedias y sus miserias.
Una
alarma canta con monotonía la violación de una reja. El autobús de las siete se
llena de caras tristes y frías. Hay ojos que no miran, y hay miradas que
carecen de vista. Los muertos se acumulan en la memoria de los peces.
Sueños,
miserias, y el final del arco iris está justo al lado de la subdelegación del
gobierno. En el cielo, cuatro nubes revoltosas se agitan impacientes. Un
paraguas bosteza, otro le sigue y un tercero permanece dormido. Las calles aún
contienen las lágrimas del ayer.
Francisco J. Segovia©Todos los derechos
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