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EN BREVE SALDRÁ PUBLICADO MI SEGUNDO POEMARIO TITULADO ESOS DÍAS AZULES

viernes, 21 de diciembre de 2018

Relato: Inmortales versus Infinitos


INMORTALES VERSUS INFINITOS

            Cuenta la leyenda que, en un principio, todos los hombres eran mortales y finitos. Nadie, fuera por méritos artísticos o científicos, fuera por poder o riqueza, estaba a salvo de la parca. Llegada la hora todos rendían tributo a la muerte.
            Hasta que se halló el método para obtener la inmortalidad o la infinitud. A partir de ese instante, y gracias a un tratamiento sencillo, los hombres podrían ser inmortales o infinitos. Pero he aquí que se producía el gran dilema a la hora de decidir. Porque el tratamiento de la infinitud era incompatible con el de la inmortalidad, y viceversa. Así que si alguien optaba por ser inmortal renunciaba para siempre a la posibilidad del conocimiento infinito, y quedaba condenado a permanecer en un sitio concreto toda su vida. Por el contrario, si se elegía la infinitud, la muerte seguía siendo inevitable pero, sin embargo, el individuo podría viajar hasta donde quisiese; tanto en el espacio como en el tiempo. No tenía condicionantes de ningún tipo para trasladarse, salvo el propio de la edad y el paso del tiempo. En ambas opciones había un añadido: la esterilidad.
            Han pasado doscientos años desde entonces, y hoy solo se aferran a la existencia unos centenares de hombres y mujeres. Nadie optó por vivir tal y como habían hecho sus ancestros, porque las promesas parecían mejores que la realidad del día a día. La mayoría decidió la infinitud, el ansia de conocimientos: eran los más jóvenes, los audaces, los que valoraban más la acción que la reflexión. Por el contrario, los ancianos, temerosos de la llegada de la muerte y la oscuridad eterna, optaron por aferrarse a la vida… ignorantes de que la inmortalidad no conllevaba el retorno de la juventud perdida. Con los años muchos, conscientes de esa carencia, se quitaron la vida, sabedores de que la inmortalidad no les había dado también la invulnerabilidad.
            Así fue, almas perdidas que nos leéis, y así lo contamos a todos aquellos que llegan al vórtice del Universo, ansiosos por conocer qué pasó con aquella raza que a tanto aspiraba y que jugó todas sus bazas en un juego del azar... y perdió.

Francisco J. Segovia©Todos los derechos

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