SUR CONTRA NORTE
Pensaban que la
siguiente guerra se desarrollaría de forma diferente a todas las anteriores,
pero que ellos saldrían vencedores, como siempre había sucedido. Se equivocaron
en la segunda de las dos conclusiones, porque el resultado no fue el que
esperaban: fue una guerra diferente, por supuesto, donde no importaban los
países, ni las fronteras, ni las razas. Fue una guerra del hambre, de pobres
contra ricos, de mera supervivencia. Fue una guerra de clases, que ya
preconizara Marx, llevada hasta sus postreras consecuencias. Y no terminó hasta
que el último de los banqueros no acabó colgado por las tripas del último de
los jerarcas del capital y se dio cuenta, mientras agonizaba, de que habían
fallado en sus cálculos y ellos no eran los vencedores.
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