LA NOCHE MÁS LARGA
Cuando
el Sol se puso en el horizonte ya había decidido no retornar al día siguiente.
Sólo la Luna se quejó por tal desconsideración.
SIETE LEGUAS
El
gato dio un paso. Recorrió siete leguas. El gato dio otro paso. Siete leguas
más quedaron atrás. Al dar el tercer paso se encontró con un control policial.
“Exceso
de velocidad”, le increpó un guarda-ardilla mientras le estampaba una multa en
todos los morros.
El
gato, visiblemente contrariado, se quitó las botas, se puso de nuevo sus zarpas
y subió a lo alto del árbol. Sacó el móvil y llamó a los bomberos para que lo
rescatasen.
“Al
menos me resarciré por los impuestos que pago”, se dijo mientras escuchaba en
la lejanía la sirena del vehículo de emergencias que se acercaba.
ARTISTA
Mis
manos agitan sus dedos, se desentumecen, se arrastran por la mesa y llegan
hasta el ordenador. Lo encienden. Mis manos, ansiosas por trabajar, comienzan a
teclear con velocidad insuperable, y la historia se desmadeja poco a poco en el
papel luminoso de la pantalla.
Son
Ellas, y no yo, quienes poseen el intelecto. Yo, el resto del cuerpo, en suma,
no soy más que una pesada carga que les sirve para mantenerlas con vida.
Quisiera cortármelas, para no depender más de ellas y librarme de su
esclavitud… pero pienso que, quizá, entonces me convierta en un mero vegetal.
Ellas
lo saben y por eso han escrito esta historia.
Francisco J. Segovia©Todos los derechos
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