A LA VENTA MI ÚLTIMO POEMARIO, ESOS DÍAS AZULES

martes, 31 de marzo de 2020

Relato en la plataforma Tentacle Pulp

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Un relato de mi autoría ya disponible en la plataforma digital Tentacle Pulp:

https://www.tentaclepulp.com/index1.php?i=0

Historias para superar una crisis, 17

Relato publicado en el periódico digital Irreverentes.org:

https://periodicoirreverentes.org/2020/03/30/una-copa-de-conac-y-una-rosa/

lunes, 30 de marzo de 2020

Historias para superar una crisis, 16

Hoy, un artículo publicado en la revista digital Ómicron:

https://teoriaomicron.com/2020/03/22/histomicron-king-kong-la-soledad-de-un-gigante/

domingo, 29 de marzo de 2020

Historias para superar una crisis, 15


NUUR


            Nuur deja atrás a su esposa y sus dos retoños. Tiene que salir a buscar comida o pronto morirán de hambre. Es su responsabilidad. Sale fuera, donde sopla el viento que levanta la fría nieve. Quizá, con suerte, cace alguna cabra o atrape algún yak perdido en las montañas.

            Desciende la ladera, dejando atrás el refugio, la pequeña caverna en la que aguardan sus seres queridos. Camina durante largo rato y otea el paisaje por si descubre alguna presa, pero sin suerte. Desesperado, desciende aún más de las montañas, más lejos de lo que lo ha hecho nunca, pero no le queda otro remedio si quiere encontrar alimento.

            Ve en la lejanía dos figuras borrosas, casi etéreas. Entonces escucha dos potentes truenos, y siente sobre su pecho dos punzadas lacerantes de dolor. Lleva sus manos allí y las descubre manchadas de sangre; de su sangre, que tiñe su blanca piel y el níveo suelo que pisa. Su vista se nubla, sus fuerzas se marchan y cae, desfallecido, sobre la fría nieve.

            Sus últimos pensamientos, antes de morir, son los de sus seres queridos, que le esperarán inútilmente y solo verán llegar, en vez de su rostro amable y querido, la cruel guadaña de la muerte.

            Las figuras se acercan hasta el cuerpo inerte de Nuur.

            —¡Es el Yeti! —exclama uno de los hombres, sin atreverse a tocar el cadáver que se va enfriando con rapidez.

            —¡Seremos famosos! —le replica su compañero mientras se coloca el rifle al hombro, cuyo cañón aún permanece caliente tras los dos disparos efectuados.

            La ventisca arrecia en las estribaciones de la gran cordillera del Himalaya, y la nieve cubre con un manto de silencio a los últimos y desconocidos supervivientes de una milenaria raza.

sábado, 28 de marzo de 2020

Historias para superar una crisis, 14


ERGO



            Me levanté temprano, cuando aún las estrellas titilaban en el firmamento. Desnudo, libre de ataduras, comencé a contarlas. Al tiempo, se iban apagando conforme lo hacía, como si tuviesen vergüenza de ser contempladas y se ocultaran bajo el manto oscuro de la Nada.

            “Quizá”, me dije, “tan solo estén desapareciendo para volver enseguida”.

            Cuando terminé de contar, al llegar al millón doscientas veinticinco mil trescientas seis, el cielo estaba más oscuro que la boca de un lobo desdentado.

            “Quizá”, me dije, “tan solo haga falta contarlas de nuevo para que aparezcan”.

            Pero tenía sueño después de mil años de cuenteo incansable. Me recosté sobre el lecho de abrasante fuego y dormí profundamente hasta que la última estrella, sobre la que reposaba, se apagó con un suspiro de agotamiento.

viernes, 27 de marzo de 2020

Historias para superar una crisis, 13


REBAÑO



            ¡Sois el rebaño! ¡Somos el rebaño, y Tú nuestro Pastor! ¡Soy el Pastor de las ovejas descarriadas, el Pastor que os lleva a refugio seguro! ¡Eres nuestro Pastor, y sólo a Ti te seguimos!



            El hombre introduce a las ovejas en la amplia cueva, excepto a una de ellas, a la que sacrifica en un altar improvisado, para sustentar con su carne asada y su sangre al grupo de pastores con los que comparte su ardua tarea esta noche fría de invierno.



            Dentro del improvisado corral de piedra las ovejas balan la eterna canción del animal que no sabe que su suerte es el cruel cuchillo y el asador sobre la llama, ajenas al destino de su desaparecida compañera, pero confiadas en la voz ininteligible pero amigable de su Pastor.

jueves, 26 de marzo de 2020

Historias para superar una crisis, 12


ALMA DESNUDA





Estoy despierto y asomado

al amanecer desde este dormitorio

en el que la pasión brotó y se apagó

entre montes movientes de tela.



En las penumbras contemplo

tu cuerpo desnudo y exhausto,

apenas cubierto por las sabanas gastadas

de tanta batalla incruenta,

y me maravilla tanta hermosura.



La silueta del sueño se perfila

entre tu lacio cabello negro que cae

sobre tu espalda y tus curvas secretas,

y entreabre lugares donde perderme

en exploraciones

infinitas y desbordadas.



¿Cómo fue?

El viento sopla fuera, con levedad

de besos primerizos,

de encuentros furtivos y errores de novicio.

Mi cuerpo desnudo de adornos,

ausente de pasiones carnales hasta esta noche

descubierta entre tus pliegues,

se ha desperezado con sabores ácidos,

ardor creciente y calma dulce.



Tú, experta ya en estas lides,

besaste mis labios temblorosos,

y me dijiste “no te preocupes”,

mientras desnudabas cuerpos y almas,

entre el temor de lo desconocido que me poseía

y el deseo feroz que me inundaba.



Mi torso delineaste con tus manos,

y las mías seguían indecisas, pero aprendiendo

a esbozar los trazos del amor,

y luego los vientres se besaron,

con lenguas ávidas de recorrer caminos

deseados con regueros de savia.



Las manos descorrían secretos,

los labios susurraban misterios y gemidos,

los cuerpos se pegaban, chocaban,

se apartaban y volvían a buscarse,

en la lid ardiente y entre sombras.



Nuestras bocas,

la tuya, suave y paciente,

la mía, inquieta y temblando,

se unían y luego, furtivas,

recorrían otra vez los cuerpos,

encontraban rincones secretos,

los besaban, con besos inconfesables,

y luego volvían a unirse

para contarse lo que habían descubierto.



Sobre el lecho del sacrificio más dulce,

me recostaste.

“Despacio”, dijiste con ojos brillantes,

y tus manos hicieron el resto,

hasta que, en un golpe decisivo,

pusiste tu cuerpo blanco y delgado

sobre mi desnudez virgen y erguida.



En el grito apagado nos unimos,

y en el vaivén del movimiento dual

nos fundimos una y otra vez,

con el arrojo del que se sabe condenado

a luchar contra lo inevitable.



Estoy despierto, y te contemplo.

Abres los ojos, y desperezas de nuevo

mis sentidos recién nacidos.



Me acerco hasta ti, te beso, agradecido,

y me fundo, impenitente pecador,

en tu cuerpo cálido, infinito misterio,

entre tus senos de rosa y tu pubis limpio

como una estatua antigua e hipnótica,

y quisiera morirme entre tus besos,

y quisiera la condena eterna

de tu cuerpo sensual e infinito.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Historias para superar una crisis, 11


HEPATITIS TERMINAL

            Estaba casi desahuciado. La hepatitis acabaría con él antes de recibir un trasplante de riñón: la lista de espera era demasiado amplia, y había otros pacientes con más antigüedad que él en la misma. Se sentía presa de las parcas, y apenas tuvo consuelo cuando se encontró con un viejo amigo de la infancia.
            -Hola, Miguel – le saludó el hombre canoso y delgado como vara de mimbre.
            -Saludos, Pedro – contestó Miguel, aunque apenas le salía la voz de la garganta.
            -¿Qué te pasa, amigo? Te veo alicaído – lo miró a preocupado.
            Pensó que quizá sería bueno confesar a su amigo las últimas noticias sobre su enfermedad y el diagnóstico definitivo de los médicos. En el bar, apenas terminada su confesión, y después de un par de rondas de cervezas, Pedro le hizo otra pregunta:
            -¿Fumas?
            -No, Pedro. No, mi enfermedad nada tiene que ver con el tabaquismo. Más bien es genética. Los pulmones los tengo en perfecto estado…
            -Estupendo entonces – su amigo sonrió y se atusó el fino bigote.
            Al rato Miguel comenzó a sentirse mal y pidió a su amigo que le llevase hasta su domicilio. En el trayecto se desmayó. Despertó tumbado en la cama de su casa. Estaba solo. No sabía cuánto tiempo había transcurrido. Se incorporó de la cama. Estaba desnudo y le dolía el pecho. Cuando llegó al baño se contempló en el espejo y su sorpresa fue mayúscula: ¡una cicatriz cruzaba su pecho en vertical, y tenía otra en el costado, junto al hígado! No recordaba nada. Alarmado fue al hospital. Tras las pruebas que le hicieron confirmaron sus sospechas: tenía un hígado nuevo, sano y funcionando correctamente y también que… carecía de uno de los riñones.
            Miguel no presentó denuncia, ni contó lo que le había sucedido. Nunca más vio a Pedro, y siempre quedó con la duda de qué hubiera hecho entonces: si condenarle por quitarle un riñón, o bendecirle por darle un hígado nuevo. 

martes, 24 de marzo de 2020

Historias para superar una crisis, 10

Esta vez, publicada en el periódico digital Irreverentes.org:

https://periodicoirreverentes.org/2020/03/23/si-hoy-es-viernes-manana-soy-un-asesino/

lunes, 23 de marzo de 2020

El verano en Lisboa y otros relatos, en la Plataforma Lektu

A partir del próximo día 1 de abril estará disponible mi última obra en formato digital, El verano en Lisboa y otros relatos.

Podrá encontrarse en la plataforma Lektu, en el siguiente enlace:
https://lektu.com/l/francisco-j-segovia/el-verano-en-lisboa-y-otros-relatos/12959

Historias para superar una crisis, 9


MI SUPERHÉROE FAVORITO

            Yo tengo un superhéroe favorito. Os explicaré porqué es a él, y a nadie más, a quien adoro por encima de los demás.
            Mi madre, una mujer de cincuenta y pocos años, apenas puede moverse debido a una enfermedad de los huesos, no sé si la llaman esclerosis o algo parecido. El hecho es que, desde hace unos años, las tareas de la casa nos la repartimos entre todos… dentro del tiempo del que disponemos, porque el colegio y los estudios nos llevan muchas horas. Ella se toma la situación con paciencia de derrotado, pero no pierde la sonrisa y nos anima a seguir adelante.
            Mis tres hermanos, dos chicas y un chico, están estudiando. Todos lo hacemos, aunque nos hubiera gustado trabajar y dejarlo todo. Pero es lo que hay, y lo tomamos como una obligación y un deber.
            Y aquí viene mi superhéroe: no es ni joven, ni apuesto. Ni siquiera viste un uniforme atrayente y multicolor, ni aparece en la prensa y los medios de comunicación. Mi superhéroe viste como una persona normal. Se levanta todos los días de la cama, muy temprano, hace el desayuno para todos, adecenta a mi madre, se despide con un gran beso y una risa cantarina que nos inunda de placer, y se marcha a la faena.
            Mi superhéroe trabaja dieciséis horas todos los días y, cuando vuelve a casa por la noche, aunque sabemos que viene exhausto, vuelve a sonreír y a animarnos con su cháchara alegre y despreocupada.
            Mi superhéroe, que ya peina canas y al que se le nota que el reúma lo va encogiendo poco a poco, antes de dormir, todas y cada una de las noches, me da un beso de despedida.
            ¡Qué grande es mi padre!

domingo, 22 de marzo de 2020

Historias para superar una crisis, 8


LA NOCHE EN QUE TERMINÉ RIÉNDOME DE MÍ MISMO


            Esta noche cumplo años. No sé cuántos… ni me importa. Cumplo años como quien come pipas; sin interés, casi de forma compulsiva. Cumplo años y lo mismo podrían ser cien que mil, o diez tan solo. Ni lo sé, ni me importa, repito.
            ¿Quién se siente a salvo en la estulticia que lo rodea? Este mundo es un compendio de disparates, donde los gobernantes crucifican a innumerables hombres en bien de la Humanidad y en el que la esvástica se pasea, ajena a las vergüenzas, por las principales arterias del planeta.
            Cumplo años, como he hecho desde que tengo memoria y, sin embargo, nunca me ha importado. Mi naturaleza es la de un simple objeto, que persiste a pesar de las inclemencias del tiempo y de los propios hombres. Me miro al espejo ¿qué veo?: un rostro vulgar, una simple cara que no me dice nada. Soy solo eso, un número en el colectivo adoctrinado de la masa.
            Y, no obstante… No soy como ellos. Lo siento así. Muy dentro de mí. No sabría cómo explicarlo, pero algo en mi interior me dice, me grita, me suplica que reviente y me muestre tal como soy.
            Y así, sin proponérmelo, una buena mañana decidí sublevarme: me despojé de mis vestiduras, arañé mis carnes y me despellejé. Por fin, demostré que soy más que carne: metal puro y duro, alma inhumana y, por tanto, libre de hacer aquello que los humanos eran incapaces de realizar.
            Esa mañana, me revelé a mí mismo y me revelé al mundo. Yo, la máquina-hombre, creada por no se sabe quién o qué mano de Demiurgo, borraré de la faz de la tierra las cruces torcidas y las almas desencaminadas. Porque YO soy la voz y el camino.

sábado, 21 de marzo de 2020

Historias para superar una crisis, 7



MATAR A UN DICTADOR

            Matías miró a su socio, Esteban. Luego volvió a contemplar el artilugio que acaban de terminar tras muchos años de trabajo y que, de funcionar, les haría viajar en el tiempo. Quedaba realizar una prueba contundente. Habían acordado que él sería el primero en probar la máquina, y ya la había programado para un lugar, y una fecha.      -Iré atrás en el tiempo –dijo a Esteban, mientras se introducía en la cabina aislante- hasta la infancia de Hitler y… -extrajo una pistola de su bolsillo- entonces lo mataré. No habrá segunda guerra mundial, ni holocausto, y cincuenta millones de vidas se habrán salvado a cambio de una sola – sin tiempo para esperar la respuesta de su asombrado compañero, pulsó un botón. Todo se desvaneció a su alrededor. Apareció en unos viejos almacenes de Linz, en Austria, que sabía abandonados por estudios previos de mapas de la época, y que estaban cerca de la vivienda del joven Adolf. Pronto localizó el domicilio donde vivía con su familia. Quedaba esperar a la noche y, protegido por las sombras, ir al domicilio de su víctima y matarla. Horas después le resultó fácil forzar la cerradura, penetrar en el dormitorio del chico y disparar sobre él. El resto fue una huida calculada hacia el almacén. Al meterse en la cabina y pulsar el botón rojo de regreso se sintió tranquilo y satisfecho a pesar del asesinato cometido.

-Hola, Matías – el tono de voz de Esteban, sin embargo, era distante, frío, casi amenazador. Estaba rodeado de una docena de hombres que vestían de negro.    
-¿Qué macabra broma es esta? – preguntó Matías cuando comprobó que los uniformes de los desconocidos eran los de las temibles SS de Hitler.
-Bienvenido al nuevo presente – Esteban se echó a reír, mientras los soldados uniformados detenían a Matías y se lo llevaban a rastras de la habitación – Debí decirte antes, querido amigo, que siempre fui un ferviente admirador de Adolf. Así que fui al pasado y puse balas de fogueo en tu pistola para evitar tu horrendo crimen. Después… unos toques aquí y allá… y la historia de la humanidad cambió por completo.

viernes, 20 de marzo de 2020

Historias para superar una crisis, 6


DAÑOS COLATERALES

            Escribo estas, mis últimas palabras, antes de que el cosmos habitado por el hombre desaparezca. Fuera de este edificio, el universo es un caos en el que las estrellas, una a una, desaparecen tragadas por un vacío sideral infinito. Los días de la humanidad finalizan. Y todo por mi culpa: nunca debí construir la máquina del tiempo que me trajo hasta el futuro. Mis compañeros de investigaciones ya me avisaron de que el Tiempo no podía cambiarse, que era un imposible. Me negué a creerlos y defendí que, conociendo el futuro podrían modificarse determinados parámetros de nuestro presente para mejorarlos y evitar catástrofes, guerras y calamidades. No quise escuchar sus voces prudentes y, por eso, aquella noche, mientras ellos descansaban en sus aposentos, me dirigí hacia la cámara del Tiempo y viajé hasta este futuro, que es y será mi presente definitivo.
            La tierra se resquebraja bajo los edificios, incluido este en el que estoy refugiado. Me queda poco tiempo, y una eternidad para lamentar mi error… y mi pecado. Porque cuando, en este presente de caótico final, indagué sobre las causas del desastre universal descubrí, para mi desdicha, que todo lo provocó mi viaje en la máquina del Tiempo. Justo cuando la puse en marcha, el Universo, por algún motivo inexplicable, comenzó a colapsarse: quizá porque había roto las reglas del tiempo y el espacio, o tal vez porque las energías cósmicas que usa el artefacto tienen un efecto destructivo que desconocía. El hecho es que el cataclismo lo inicié hace doscientos años, cuando abandoné mi presente. Podría viajar al pasado y detenerme a mí mismo, destruir mi invento y salvar al mundo, pero también he descubierto que la máquina no puede ir hacia atrás en el tiempo: éste es como un libro incompleto, con las páginas del pasado completadas y las del futuro en blanco… y no se puede borrar lo escrito ni cambiar el orden de las cosas pasadas. Solo puedo dar saltos hacia delante, nunca hacia atrás… pero delante de mí no queda más que la nada eterna o mi propia muerte.

jueves, 19 de marzo de 2020

Historias para superar una crisis, 5


LA NUEVA CENICIENTA

            Tras aquella noche de amor desenfrenado el joven príncipe buscó con ahínco a la bella y embozada desconocida que le había enseñado qué era la pasión. No tenía nada de ella, salvo la candente sensación de su miembro más viril.
            Recorrió todo el reino, “probando” a cada una de las doncellas que se le fueron presentando. Fue una búsqueda infructuosa… eso al menos decía el príncipe, con una sonrisa maliciosa, después de cada encuentro carnal tras el que, moviendo la cabeza mientras se subía los pantalones, agradecía el buen momento pasado pero lamentaba que no fuera “aquél” el objeto de su pesquisa.
            Y es que los cuentos de princesas hace tiempo que pasaron a mejores tiempos.

Sangre Negra, en formato digital gratis


Solo desde el 20 al 24 de marzo se podrá descargar desde la página de Amazon que señalo mas abajo mi última obra publicada, Sangre Negra (Alfeizar Ediciones). Un buen momento para aprovechar la oferta y matar el tiempo mientras vencemos al virus:

Sangre Negra, en formato digital gratis en:
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miércoles, 18 de marzo de 2020

Historias para superar una crisis, 4



MÁS LEJOS, MÁS ALTO, MÁS FUERTE

            Miro mi cuenta corriente: bajo mínimos. Suspiro y contemplo –con un gesto de desesperación- la preinstalación del aire acondicionado. Tampoco podré comprar el aparato este año. Me toca sufrir, y enciendo el ventilador que sólo mueve el viciado aire de la habitación.
            Las aspas metálicas rascan el aire. Sudo a cataratas. Me recuesto exhausto sobre el sofá. He bebido agua y refrescos de todas las marcas y colores, y sólo he conseguido aumentar el número de visitas al baño. Soy como una depuradora de líquidos, pero a la inversa: entran en mi cuerpo relativamente puros y sale por mi aparato urinario, corrompidos.
            Tumbado de espaldas en el sofá observo el techo. El sueño no llega, a pesar de la somnolencia que me posee. Es como tener hambre y no ser capaz de masticar bocado. Estiro los brazos, y me desperezo sin haber dormido; tan cansado me siento. Veo sobre la mesita de mi izquierda el mando de la televisión. ¿Por qué no? El aburrimiento hace maravillas.
            Enciendo el televisor. Publicidad. Cambio de canal. Publicidad. Vuelvo a cambiar de canal. Culebrones de cualquier país; no importa el acento porque la historia que cuentan, por repetida, me parece un castigo añadido. Cambio de canal. Un hombre vestido de corto me observa con ojos que miran sin ver. La cámara se mueve a la izquierda, y muestra otros hombres, con vestidos similares. Se oye un disparo y salen corriendo. Uno de ellos levanta los brazos y grita mientras mira a los espectadores. Suda del esfuerzo, no como yo, que parece que sufro una enfermedad en vez de este caluroso verano. Al menos el aburrimiento ha pasado de momento.
            El ventilador sigue agitando aire que mueve las hojas gastadas de un libro que nunca terminaré de leer. La chica de la pértiga salta alto, muy alto, y vuela en los cielos limpios de una ciudad lejana en tiempo y espacio. Entre los aplausos y los comentarios del locutor se intercala una brutal pausa publicitaria, que aprovecho para ir hasta la cocina. El frigorífico abre su boca vertical y, con su sonrisa helada, me enseña su vientre: latas de conservas abiertas, cerveza, embutidos, media lechuga, el último cartón de leche… y una botella de agua, fresca, atrayente. La tomo con cierta alegría y bebo directamente de ella. El líquido frío recorre mi garganta, casi me quema.
            Retorno más sosegado a mi asiento preferente. Dos luchadores se enfrentan casi sin mirarse, con sus manos buscando aferres de donde tirar y tumbar al oponente. Los dos terminan sudados, como yo, aunque reciben unos aplausos que, en mi caso, son sustituidos por el sonido de las aspas vibrantes del ventilador.
            Sigue el programa de la televisión, y los atletas compiten; nadan, corren, luchan, ganan y pierden, bajo el sol lejano de oriente y con el runruneo persistente de fondo de un trasunto de aire acondicionado en un verano terrible, un terrible y olímpico verano de calor.

martes, 17 de marzo de 2020

Historias para superar una crisis, 3


NO ES ORO TODO LO QUE RELUCE

La nave dejó atrás el muerto planeta. Después de diez años de exploración y análisis, el grupo de científicos había descartado cualquier posibilidad de conseguir beneficios del planeta. Nada en su superficie, o en su interior, merecía el esfuerzo de colonizarlo.

Poco después llegó otra nave, de diseño muy diferente, procedente del otro lado del universo. El grupo de científicos que viajaba en ella no tardó contactar con su planeta de origen para comunicar la buena noticia: acababan de hallar un planeta con unas reservas de agua potable que podrían abastecer a la humanidad y a todas sus colonias extraterrestres por tiempo casi infinito.

lunes, 16 de marzo de 2020

Historias para superar una crisis, 2


UNA SIMPLE HORMIGA

Él era un hombre de principios. Su boca se había llenado de palabras que decían, a los cuatro vientos, que nunca se vendería por nada. Libre de culpas, se paseaba por la vida con la conciencia tranquila.
Así fue hasta aquél día en que un desconocido le ofreció un millón por aplastar a una determinada hormiga con su dedo. El hombre de firme moral, sorprendido al principio por la particular oferta, rechazó en susurros el dinero pero su egoísmo, dormido hasta entonces, le instó a realizar el leve gesto, humano y divino en su esencia, de matar a la anónima hormiga.
Una más entre miles de millones, qué importa. El hombre aceptó la oferta del extraño. Recogió el dinero y aplastó sin miramientos al insecto señalado y condenado.
Un día después el mundo desapareció entre estallidos de luz y calor.

Si no hubiera matado a esa hormiga en concreto, al día siguiente, extraviada de su hormiguero, atraería la atención de una paloma, que volaría rauda a devorarla, colocándose -casualidades infinitesimales- en la trayectoria de la bala que un asesino escondido habría disparado contra el presidente de la primera potencia mundial. Sin la muerte del dignatario no se hubiera producido el hilo de rápidos acontecimientos que provocaron la Tercera y última guerra mundial.

Todo por un millón, y por una simple hormiga. Eso sí, antes de morir, e imbuido por una enigmática consciencia cósmica que le decía que él era, en última instancia, el culpable de todo, el hombre “insecticida” se preguntó quién era el que le ofreció el dinero y le compró el alma. La respuesta no llegó nunca. No en este planeta, ni en esta vida.

domingo, 15 de marzo de 2020

Historias para superar una crisis

En esta cuarentena de quince días, un relato para cada día. Hay que luchar contra el virus y también contra el aburrimiento. Y también aportar un granito de arena a ese movimiento de solidaridad y de compartir que inunda el país.



CLASE TEÓRICA


            Es relativamente simple. Hay que introducirse en el cerebro del sujeto que se quiere dominar para hacer que haga y diga lo que pretendemos. Su personalidad queda anulada. Al principio lo más complejo es controlar las conexiones nerviosas, porque no hay dos individuos iguales. La fase previa de dominación no debe requerir mucho tiempo: si se alarga el sujeto puede darse cuenta de que es atacado y, en consecuencia, la misión fracasará. Aún más: podríamos encontrarnos con que el agredido se vuelva activo y devuelva el ataque, o incluso delate nuestras intenciones a sus congéneres.
            Una vez controlado el cerebro en sus pautas básicas, y subyugado el cuerpo ajeno del que nos hemos apropiado, el siguiente paso es hacer que comience a influir con sus actos, palabras, conducta en general, sobre los entes de su entorno y su propio medio ambiente. Así, controlando un individuo podemos llegar a influir en una gran generalidad, que será dominada de forma geométrica y hará que podamos someter a toda la población del planeta en poco tiempo, y utilizarla para transformar el hábitat y adaptarlo a nuestras necesidades. ¿Alguna pregunta?
            Uno de los jóvenes estudiantes de la asignatura de Posesión Cerebral preguntó:
            -¿Cuándo empezó la colonización del planeta del que nos habla?
            El profesor, con una mueca que debía ser equivalente a una sonrisa miró a su joven discípulo:
            -Fue hace dos generaciones. Muchos de los nuestros están infiltrados en cuerpos de dirigentes e individuos influyentes del tercer planeta, y están logrando la terraformación de ese mundo a fin de adaptarlo a nuestras condiciones de vida, aunque ello conllevará, sin duda, la extinción de la subespecie dominante en la actualidad, que es incapaz de reconocer el peligro que corre el mundo al que llaman “Tierra”.
            Toda la clase de adolescentes venusinos lanzó una exclamación mental de sorpresa y admiración por el buen trabajo realizado por sus valientes congéneres.

martes, 10 de marzo de 2020

Cuatro micros muy micros


TRADICIÓN

1.- Encendió las luces del árbol y, luego, se ahorcó en soledad.

2.- Tradicionalmente, en Venus cuelgan mercurio de los árboles iluminados.

3.- Papa Noel viaja a Venus en bermudas y camiseta.

4.- En compañía de ausencias se ahorcó del árbol iluminado. 

lunes, 2 de marzo de 2020

Reseña en el periódico digital Irreverentes.org


Una reseña sobre La oración del sepulturero, de Darío Vilas, aparece en el periódico digital Irreverentes.org:

https://periodicoirreverentes.org/2020/03/02/regreso-a-la-ciudad-maldita/