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EN BREVE SALDRÁ PUBLICADO MI SEGUNDO POEMARIO TITULADO ESOS DÍAS AZULES

lunes, 16 de marzo de 2020

Historias para superar una crisis, 2


UNA SIMPLE HORMIGA

Él era un hombre de principios. Su boca se había llenado de palabras que decían, a los cuatro vientos, que nunca se vendería por nada. Libre de culpas, se paseaba por la vida con la conciencia tranquila.
Así fue hasta aquél día en que un desconocido le ofreció un millón por aplastar a una determinada hormiga con su dedo. El hombre de firme moral, sorprendido al principio por la particular oferta, rechazó en susurros el dinero pero su egoísmo, dormido hasta entonces, le instó a realizar el leve gesto, humano y divino en su esencia, de matar a la anónima hormiga.
Una más entre miles de millones, qué importa. El hombre aceptó la oferta del extraño. Recogió el dinero y aplastó sin miramientos al insecto señalado y condenado.
Un día después el mundo desapareció entre estallidos de luz y calor.

Si no hubiera matado a esa hormiga en concreto, al día siguiente, extraviada de su hormiguero, atraería la atención de una paloma, que volaría rauda a devorarla, colocándose -casualidades infinitesimales- en la trayectoria de la bala que un asesino escondido habría disparado contra el presidente de la primera potencia mundial. Sin la muerte del dignatario no se hubiera producido el hilo de rápidos acontecimientos que provocaron la Tercera y última guerra mundial.

Todo por un millón, y por una simple hormiga. Eso sí, antes de morir, e imbuido por una enigmática consciencia cósmica que le decía que él era, en última instancia, el culpable de todo, el hombre “insecticida” se preguntó quién era el que le ofreció el dinero y le compró el alma. La respuesta no llegó nunca. No en este planeta, ni en esta vida.

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