REBAÑO
¡Sois el rebaño! ¡Somos el rebaño, y Tú nuestro Pastor!
¡Soy el Pastor de las ovejas descarriadas, el Pastor que os lleva a refugio
seguro! ¡Eres nuestro Pastor, y sólo a Ti te seguimos!
El hombre introduce a las ovejas en la amplia cueva,
excepto a una de ellas, a la que sacrifica en un altar improvisado, para
sustentar con su carne asada y su sangre al grupo de pastores con los que
comparte su ardua tarea esta noche fría de invierno.
Dentro del improvisado corral de piedra las ovejas balan
la eterna canción del animal que no sabe que su suerte es el cruel cuchillo y
el asador sobre la llama, ajenas al destino de su desaparecida compañera, pero
confiadas en la voz ininteligible pero amigable de su Pastor.
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