LA NUEVA CENICIENTA
Tras
aquella noche de amor desenfrenado el joven príncipe buscó con ahínco a la
bella y embozada desconocida que le había enseñado qué era la pasión. No tenía
nada de ella, salvo la candente sensación de su miembro más viril.
Recorrió
todo el reino, “probando” a cada una de las doncellas que se le fueron
presentando. Fue una búsqueda infructuosa… eso al menos decía el príncipe, con
una sonrisa maliciosa, después de cada encuentro carnal tras el que, moviendo
la cabeza mientras se subía los pantalones, agradecía el buen momento pasado
pero lamentaba que no fuera “aquél” el objeto de su pesquisa.
Y
es que los cuentos de princesas hace tiempo que pasaron a mejores tiempos.
1 comentario:
Versión picante jeje
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
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